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Los juegos de rol y sus posibilidades no son ninguna novedad para el público de Nosolorol y, pese a ello, siempre encontramos una forma de sorprendernos: una ambientación inesperada; un sistema novedoso; una serie, película o libro que nos encanta llevado a los dados… Todo eso siempre logra captar nuestra atención y nos engancha en cuestión de segundos, pero raramente va más allá del juego pese a ser un tema que nos apasione. Es como si, dejando la mesa de lado, no hubiera más opciones que las que puedan pensar escritoras, diseñadoras o incluso directoras de juego (DJ) para sus jugadoras , como si el círculo debiera cerrarse en un por y para jugar; incluso llegando a justificarlo al tratarlo como “hobby”. Pero como ocurre independientemente de quien lee por el gusto de leer sin necesidad de profundizar en la lectura ni en la teoría, los juegos de rol tienen muchas más posibilidades más allá de aquellas horas dedicadas a vivir aventuras en mundos imposibles con personajes que se escapan –y permiten escaparnos– de nuestra realidad.
En el ámbito de la educación ya se reconoce su mérito y han empezado a explotar sus posibilidades a través de la generación de experiencia: presentándonos situaciones cotidianamente posibles, nos plantean dilemas para que podamos actuar de una manera u otra y aprender de nuestros errores, e incluso ver más perspectivas. ¿Pero cómo sucede todo eso? De la misma manera que una partida de rol con sus tiradas de dados: principalmente a través de la narración y la toma de decisiones. Porque en eso consisten los juegos de rol, en una narración compartida en la que tanto DJs como jugadoras son lectoras pero también autoras.
La DJ se lee un manual de rol y construye o modifica un mundo para las jugadoras en base a él y las jugadoras, a su vez, crean con su ayuda unos personajes que interpretarán (los PJs) para construir su narrativa y modificar el mundo presentado por la DJ. Pero eso no termina allí, sino que hay una reciprocidad: a partir de las acciones y decisiones llevadas a cabo por los PJs, la DJ mostrará narrativamente las consecuencias alterando ese mundo y haciendo reaccionar a los personajes que lo habitan (los PNJs ), lo cual a su vez hará reaccionar a los PJs de las jugadoras. De esta manera podemos ver cómo a raíz de un mero libro –el manual de rol–, varias personas son capaces de ingresar dentro de la ficción y crear en conjunto una narración, una historia viva. La cual puede volver a jugarse una y otra vez y, pese a empezar con las mismas características, nunca será igual. Porque sus participantes jamás serán las mismas personas, pues contarán con distintas experiencias y distintos horizontes de expectativas , y realizarán otras acciones, crearán otros personajes, explorarán otras posibilidades y, todo ello, siempre será canónico en esa historia; a diferencia de las posibles interpretaciones que pueda ofrecer un libro que buscan justificarse en el texto, los juegos de rol ofrecen infinitas alternativas en base a una misma premisa y todas y cada una de ellas adquieren la misma validez. He ahí donde reside gran parte de la magia literaria en el rol.
¿Pero acaso eso es todo? En absoluto. Como he expuesto, los juegos de rol incluyen narrativa, incluyen interpretación, incluyen un factor de adaptabilidad por encima de otras creaciones literarias e incluso constan con muchas otras características propias que son comunes entre ellos y, aun así, no se les considera dentro de la teoría literaria. ¿Por qué? Porque no tienen su propio hueco. Por ello, mediante mi TFG Rol y Literatura: ampliando los límites de la narración, busco ofrecerles ese primer espacio dentro de la teoría literaria mostrando, para empezar, cómo el rol debería considerarse un género literario propio, de la misma forma que ocurre con el género narrativo, el género lírico y el género dramático. Pues se nutre de dos de ellos, y es capaz de ir más allá de estos. Y eso lo demuestro a través de la mano de Jauss, Iser, Schaeffer y Todorov, entre otras autorías reconocidas en este ámbito académico, para mostrar de una forma accesible a todos los públicos cómo la teoría literaria y los juegos de rol no distan tanto como se podría pensar, sino que se acercan y son capaces de fusionarse y retroalimentarse para crecer y ampliarse gracias a la utilización que hace el rol de la ficción de los posibles y su capacidad de emanciparse de los límites físicos de la escritura y del lenguaje individual, pudiendo de esta manera explorar tanto el imaginario particular como colectivo en todas sus variantes para crear un sinfín de historias capaces de generarnos experiencias reales que nos permitan desarrollarnos tanto creativa como personalmente.
Un texto de Christian – Alexander Bassas Tiffon