Comienzan los días lluviosos y los más pequeños han de quedarse más tiempo en casa. Siguiendo con nuestras recomendaciones para jugar en familia, nada mejor que sumergirse el universo único de Do: Peregrinos del Templo Volador. Se trata de un juego narrativo cooperativo en que cada jugador ayuda a crear una historia, mete en líos a su personaje e intenta conseguir un final feliz. Para jugar, necesitas entre dos y cinco jugadores, unas dos horas, el manual, lápices, un diario y una bolsa que contenga veinte piedras negras y otras veinte blancas ¿comenzamos?
Escribes la historia de unos peregrinos que vuelan de un mundo a otro, ayudan a la gente y acaban envueltos en todo tipo de entuertos por el camino. Habrá malentendidos, las buenas intenciones tendrán consecuencias inesperadas... Dependiendo de tus decisiones, cada etapa del camino hará que tu personaje acabe siendo alabado como héroe o perseguido por multitudes enfurecidas. El universo es una locura, y las cosas se ponen más locas cuanto más lejos vaya el viaje de los peregrinos.
Si es la primera vez que juegas, primero tendrás que hacerte un peregrino que controlarás mientras la historia se desarrolla. Le darás a tu peregrino un nombre divertido como Peregrino Árbol Verdoso, o Peregrino Gato Dormilón, o Peregrino Ventana Nublada. Estos nombres no son sólo para aparentar, describen realmente el modo en que tu peregrino ayuda a la gente y se mete en líos. El Peregrino Árbol Verdoso se mete en líos por ser inocente respecto a los asuntos de la gente de los mundos y ayuda a la gente haciendo florecer sus talentos. El Peregrino Gato Dormilón se mete en líos echando siestas en momentos inapropiados y ayuda a la gente enloqueciendo de pronto y sin previo aviso. El Peregrino Ventana Nublada se mete en líos porque se malinterpretan sus intenciones y ayuda a la gente abriendo camino a nuevas oportunidades.
Una vez tienes a tu peregrino, puedes empezar la historia de su peregrinación por los cielos. Para empezar, los jugadores eligen una carta (hay varios ejemplos en el manual de Do: Peregrinos del Templo Volador) para que sus peregrinos la atiendan. Esa carta describe un nuevo mundo, con una lista de líos en que meterse, descritos por un remitente que sólo es relativamente de fiar. Las cosas no siempre son lo que parecen, de modo que la naturaleza de los líos podría resultar muy diferente una vez que los peregrinos estén metidos en el ajo.
Los peregrinos hacen lo posible por ayudar y encontrar una solución a cualquier dilema, pero también van a provocar muchos dolores de cabeza en el proceso. Los peregrinos se aseguran de desempeñar su tarea, independientemente de cuántos mundos sean devorados, cuántos reinos derrocados o cuántos romances entretejidos. Los remitentes que escriben las cartas pidiendo ayuda al Templo están... bueno... están desesperados. Piensan «La situación no puede empeorar más». Y entonces aparecen los peregrinos.
Al final de cada juego, los peregrinos se marcharán, siendo honrados con festejos dignos de héroes salvadores o con la suela de una bota marcada en el pandero por los desastres que han provocado. Los eventos que ocurran en este mundo obligarán a cada peregrino a crecer y cambiar un poco, ya sea cambiando el modo en que ayudan a las personas o cómo se meten en líos. Según crecen los peregrinos, sus nombres cambian para reflejar los cambios en su conducta. Al final de su peregrinación, tu peregrino descubrirá su verdadero destino, ya sea quedarse en los locos mundos del exterior o regresar al templo, donde las cosas tienen al menos algo de sentido. Su destino es un misterio para él, pero tú lo dominas. Tú decides los detalles sobre qué le ocurre al crecer, y tus decisiones guiarán su camino hasta el fin de su peregrinación.
Este juego potencia la escritura creativa en un entorno divertido y estructurado para jugadores a partir de 12 años. La naturaleza abierta de Do: Peregrinos del Templo Volador y la complejidad de alguna de sus reglas hacen que sea un juego narrativo de nivel de dificultad medio. Los jugadores deberían conocer la estructura básica de las oraciones y gramática. Los jugadores deberían ser lo bastante maduros como para saber cuándo hacerse cargo de su turno y cuándo dejar que otro sea quien lo haga. También ayudará si tienen un buen vocabulario, dada toda la escritura creativa que hará falta para jugar.
Cuando tengas un problema lo bastante gordo, ¡convoca a los peregrinos!...Tienen la mejor de las intenciones.
