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Los Adeptos Virtuales es una de estas Tradiciones. Para ellos, la realidad es solo un bloque de código.
Al fin y al cabo, ¿qué es real? Cuando ves algo, tocas algo, sabes algo, ¿es real o es simplemente una serie de señales, de trozos de información, de datos que se unen en tu mente y te hacen pensar “esto es real”? Para los Adeptos Virtuales, todo (edificios, herramientas, plantas, animales, personas) puede representarse como información. Aseguran que, si deduces el código que hay tras algo, puedes comprender cómo manipularlo, cambiarlo, mejorarlo o eliminarlo. Dado que la información es abstracta, ni siquiera necesitas tocar la cosa que quieres cambiar. Si la conoces, puedes alterarla con sólo cambiar el código. Y puedes cambiar el código desde cualquier parte.
Como implica su título, los Adeptos Virtuales pasan mucho tiempo en el mundo virtual. Si puedes interactuar con otra gente o incluso controlar objetos del mundo real desde tu telepresencia en línea, entonces, ¿por qué molestarse con la deprimente realidad de bloque de apartamentos con goteras y un cuerpo hecho de limitada carne mortal? Sin embargo, incluso en este banal carnespacio, los Adeptos Virtuales se rodean de computadoras, monitores, libretas electrónicas, smartphones y todos los últimos juguetes electrónicos. Aun así, los de su élite han aprendido a manipular la realidad sin tecnología… una hazaña que pone en relieve el dominio del grupo del Código de Dios en la Creación.
Pese a toda su perspicacia futurista, estos Adeptos aún se consideran magos en el sentido clásico. Sus Artes reforman la realidad mediante visión, técnica y voluntad. Un Adepto moderno podría no llamar a lo que hace Magia, pero se considera un hijo de Mercurio. Como los Adeptos, Mercurio está en todas partes al mismo tiempo, socavando las suposiciones con la audacia de sus Artes. Especialmente en esta era, cuando la tecnología es tanto un camino a la libertad como un instrumento de opresión, el mundo necesita embaucadores audaces. Y por ello, los Adeptos del siglo XXI se están volviendo menos virtuales y más reales.