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La mayor parte de la sociedad vampírica ve a los Assamitas como un joven Clan procedente de Oriente Medio que asume con arrogancia su lugar entre losconflictos de la Estirpe. Sólo los Antiguos y los eruditos pueden hablar de un tiempo en el que los Assamitas eran miembros activos de la sociedad vampírica, antes que se consagraran a sus estudios encerrados en Alamut, su santuario en las montañas de Anatolia. Los vampiros europeos rara vez interactúan con nadie, salvo con los embajadores del Clan, los llamados Visires, y algunos escasos Hechiceros. El Clan muestra un frente organizado con una asombrosa capacidad para comunicarse a largas distancias, además de mantener el contacto con sus hermanos en Alamut.
Muchos Assamitas trazan sus raíces hasta las tierras conocidas hoy como Persia, donde nació el Fundador del Clan, pero sus miembros proceden de todo Oriente Medio. Durante los últimos años, muchos miembros jóvenes siguen las creencias del Islam. Ancillae y Antiguos miran a estos jóvenes Cainitas con condescendencia, pues creen que la religión mortal los distrae de su verdadero propósito. Sin embargo, el resto de la Estirpe interactúa principalmente sólo con estos vampiros más jóvenes, y el nombre Assamita prácticamente se ha convertido en equivalente de musulmán, mereciéndoles el sobrenombre de “Sarracenos”. Muchos Assamitas de mayor edad se dan por satisfechos dejando que otros Cainitas crean lo que quieran siempre que esto les permita alcanzar sus propias metas.
Los Assamitas no se refieren a sí mismos como Sarracenos y prefieren llamarse Hijos de Haqim en honor a su Progenitor. Haqim ideó un conjunto de reglas y encomendó a su Clan que las siguiera. Los Cainitas son criaturas peligrosas que se entrometen demasiado en los asuntos de los mortales. Los Hijos de Haqim han recibido el encargo de respetar a sus Antiguos, proteger a los mortales de los otros Cainitas y juzgar (y ejecutar) a los demás vampiros. A los Hijos de Haqim les han encomendado también reclamar la Sangre de los Cainitas indignos, aquéllos que abusan de los mortales y no deberían poseer tales dones. Esto hace que el Clan cometa Diablerie como algo habitual, aunque pocos siguen estrictamente este precepto.