El Vademécum del Viejo Margreve

El bosque de Margreve pone de los nervios a los intrusos, provocándoles miedo y escalofríos, sobre todo a los visitantes primerizos.  Asombra e intimida a los intrusos a medida que se adentran más y más. Y cerca del corazón del bosque, la sensación perturbadora de estar en las proximidades de un ser «ajeno», sobrenatural o divino, se intensifica.

En tiempos inmemoriales, Margreve fue la cuna de los grandes espíritus de la naturaleza y su suelo franco sintió las pisadas de los antiguos. Según pasaban los milenios, sus raíces engulleron ríos, su dosel hurtó el sol a enormes extensiones de tierra y sus arboledas coronaron montañas que desde entonces se han erosionado hasta convertirse en colinas. Durante todo ese tiempo, el Margreve ha cambiado poco. Parece como si el tiempo fl uyera a su alrededor, lamiendo sus bordes como el mar en torno a una isla. Mientras que los reinos surgen y caen más allá de sus lindes, el Margreve continúa siendo un mundo aparte: un lugar donde los recuerdos y la magia antigua perduran en los anillos de los árboles, y donde las nuevas ideas no terminan de echar raíces.

Poco se sabe en el resto del mundo sobre el interior del Margreve. Sencillamente, hay en el sitio algo que no encaja, algo que crispa los nervios, que se aprovecha de los miedos y no invita a explorarlo. Hay demasiadas historias sobre los peligros del bosque y demasiados viajeros que no regresan. Los pocos que se atreven con los senderos recónditos del Margreve vuelven con extrañas cicatrices, historias aún más extrañas y muy pocas recompensas que lo justifiquen.

Desde fuera, el Margreve se parece a cualquier otro bosque del Viejo Mundo. En algunos lugares es oscuro, enmarañado y amenazante. En otros, está salpicado por la luz solar y es diáfano, como un palacio perenne de imponentes pilares arbóreos, alfombras de hiedras y doseles que susurran con el viento. Pero hay algo más.

Algo que se esconde tras el viento y las hojas de los árboles.

Algo vivo y vigilante.

Una presencia que nadie que se haya sentido empequeñecido por los árboles puede negar.

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30/05/2024 Nosolorol Ediciones https://www.nosolorol.com/img/nosolorol-ediciones-logo-14727449041.jpg https://www.nosolorol.com/
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