Cuando las siete coronas hayan sido conquistadas, el mundo de los mortales cambiará en un abrir y cerrar de ojos. Todo lo que se alimentaba por los pecados es olvidado y, sin los Siete Lores, la realidad se encuentra vacía de toda batalla interior. Es decir, al menos hasta que otros elegidos se pongan las coronas en sus cabezas, consagrándose a ellas.
Pero mientras tanto, una octava entidad gana fuerza.
Su cuerpo es el de una diosa con piel de mármol, tan blanco que refleja un brillo lunar antinatural. Sus formas voluptuosas están hechas para ser idolatradas entre gemidos, adorada manteniendo la distancia con sumisión y sufrimiento.
Envuelta en un sudario fúnebre, esconde la belleza de su rostro, cuyos rasgos esculturales, inhumanos y austeros, solo se pueden entrever de vez en cuando. La tela negra que cubre su pecho y espalda parece empapado por una oscuridad líquida, la cual, como el alquitrán negro, corre por su piel hasta llegar entre sus muslos. Nadie sabe si los grandes cuernos que dibujan una luna creciente menguante son parte de un tocado o salen directamente de su cráneo.
Pero todo el mundo, mortal e inmortal, coincide en que Achlys es una belleza terrible que hiere el corazón y que arrastra incluso a las almas más radiantes hacia el abismo.
Conoce más de este ser, sus poderes y los sectarios que le acompañan en Siete Pecados, el compendio de demonios, sectarios y reliquias, compatible con sistemas SRD5 y ORS. Llena tus mazmorras y partidas de fantasía de demonios.
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