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Ante los innumerables ejércitos de las Tinieblas y sus secuaces, brujas y hechiceras, se yerguen las murallas de la fe, la esperanza y la caridad. Y opuesta a la magia negra se encuentra la magia blanca, también llamada natural o filosófica, la que el Cielo otorga a sus elegidos, tal y como han dejado escrito hasta los teólogos más eminentes, ensalmos y rituales de fe tan poderosos como los hechizos de los magos, a veces incluso más. Sus primeros practicantes fueron Adán y Eva, aunque el gran maestro fue Salomón, cuyas enseñanzas se extendieron por toda la cristiandad.
E igual que la magia tiene a todo tipo de practicantes —desde adoradores de Satán a insignificantes hechiceros—, los poderes de la fe también cuentan entre sus filas con gentes de muy diversa catadura. Es posible encontrarse con sacerdotes devotos y monjas milagreras capaces de realizar todo tipo de ceremonias, como saludadores y ensalmadores que viajan de pueblo en pueblo ganándose la vida con un par de ensalmos en la sesera.
Pero hay un poder real en el mundo de Villa y Corte, el poder que tienen muchos para expulsar a una criatura malvada del cuerpo de una persona poseída. Estamos hablando del ritual del exorcismo, un ensalmo recogido con sus propias mecánicas en el juego.
Antes de hacer la ceremonia, el ensalmador encargado del exorcismo debe estar en estado de gracia y ser un sacerdote ordenado que haya obtenido el permiso expreso del obispo de su diócesis. Aunque no es obligatorio, es recomendable que la ceremonia tenga lugar en una iglesia o en un edificio levantado a tal fin. En algunos casos especiales (cuando, por ejemplo, no se haya encontrado sacerdotes adecuados para el puesto), un obispo puede otorgar dicha potestad a cualquier ensalmador, sea o no un sacerdote ordenado y tenga el sexo que tenga (existieron, por ejemplo, mujeres exorcistas en Galicia durante el siglo XVII).
La ceremonia del exorcismo, que dura al menos cinco horas, se lleva a cabo siguiendo un ritual que desde 1614 aparece ya regulado en el Ritual romano de Paulo V. Durante el mismo, el ensalmador, que en todo momento hablará en latín, no dejará de rezar ni de exhortar a la criatura que salga del cuerpo de su víctima, rociándola con agua bendita, colocando su estola sobre ella, obligándola a besar una cruz, etcétera. El ensalmador puede recibir la ayuda durante el exorcismo de hasta siete personas de conducta pura y recta (o sea, que se encuentren en estado de gracia), que deberán acompañarle durante sus oraciones.
Los ensalmos de Exorcismo acostumbran a ser ceremonias con cierta carga de violencia y no aptas para corazones débiles, por lo que es posible que el director de juego exija alguna que otra tirada de Templanza a los testigos o a los ayudantes del ensalmador. Además, los exorcismos acostumbran a llamar la atención de las criaturas malvadas que haya en los alrededores, que, de ser posible, no dudarán en aparecer durante su celebración para interrumpir el ensalmo.
Las reglas completas para el ritual exorcista se encuentra en el manual de Villa y Corte, pero no está de más resumirlas aquí para tener una breve noción. Nunca se sabe cuándo podrían ser de utilidad para el lector.
Si se lanza con éxito el ensalmo, el exorcista debe comparar su RR con la IRR de la criatura que quiere expulsar, consultar una tabla y aplicar el resultado que se indique, aunque antes es necesario modificar ambos valores con algunos bonificadores. Por ejemplo, si el ensalmador obtiene un éxito crítico en el lanzamiento del ensalmo, doblaría su valor de RR; si el Exorcismo tiene lugar en un sitio sagrado, se sumaría 20 % a la RR del ensalmador, al igual que si el ensalmador sabe el nombre del demonio o criatura que ha poseído a la víctima y lo utiliza, que también sumaría 20 % a la RR, y muchos otros más modificadores.
La tabla de consulta para el resultado del exorcismo es realmente completa y detallada, ya que abarca multitud de resultados. Desde un fracaso absoluto en el que el cuerpo de la persona poseída no puede soportar la tensión de la ceremonia y muere presa de horribles dolores, hasta un éxito absoluto donde la criatura es expulsada y enviada directamente al Infierno. Pasando por varios resultados, como expulsar a la criatura pero que ésta intente poseer al sacerdote o que la criatura no consiga ser expulsada y que además el objeto sagrado que porte el sacerdote se incendie con un fuego infernal.
Cuidado con las tentaciones del Maligno, se esconden en los lugares más recónditos.