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Cuando nos adentramos en la ficción del Rol por primera vez, muchas veces buscamos referencias que nos gustan y motivan. Ya sea interpretando personajes que admiramos, viviendo aventuras en mundos como los de nuestros libros favoritos o dándole vida a esa historia que siempre hemos tenido en la cabeza y, finalmente, puede ver la luz acompañada con otra gente. Por eso no extraña que muchos manuales de rol traten sobre historias como El Señor de los Anillos, Dune o los horrores cósmicos de Lovecraft, entre otras. De la misma manera que hay manuales que permiten partir de elementos ficticios genéricos para construir nuestras propias narraciones, como podría ser la imagen del vampiro y del hombre lobo o la de un grupo que se embarca en una aventura épica.
Este punto de partida nos permite hacer una primera conexión entre aquello que conocemos y nos gusta y aquello a lo que queremos aventurarnos.
Guadalupe Jover acuñó el concepto de «constelaciones literarias» para referirse a los itinerarios de lecturas diseñados desde el punto de vista de cada persona lectora. Tal como creamos constelaciones en el cielo a partir de las estrellas para leer el firmamento, una constelación literaria estaría compuesta por esos libros que relacionamos entre sí y, en nuestra mente, están conectados de una forma u otra. Lo cual nos permite llegar a obras que, a simple vista, podría parecer que no tienen relación.
Si trasladamos ese concepto al Rol, seguramente ya estarás pensando en varios manuales por los cuales te has movido. ¿Qué juego de rol fue el que te llevó al siguiente? ¿Cómo saltaste de ese manual a otro? ¿Quizá en lugar de saltar a otro manual decidiste ampliar el actual con un suplemento? Todas esas preguntas permiten ir trazando las líneas de la constelación rolera que tenemos interiorizada.
Por ejemplo, quizá tú y tu grupo empezasteis con el famoso SRD 5e. Según vivíais diferentes aventuras, fuisteis complementándolo con suplementos y, a raíz de uno de ellos, a ti te picó la curiosidad por Changeling: El Ensueño. Seguía teniendo elementos de fantasía pero era distinto a lo que habías jugado, y te gustó. Le dedicaste tiempo, quizá con el mismo grupo u otro, y desde allí te adentraste al Mundo de Tinieblas, pasando por Vampiro: La Mascarada y Mago: La Ascensión.
Este acercamiento a la actualidad y al mundo real te acabó llevando a una campaña de Cultos Innombrables y, antes de que te dieras cuenta, acabaste interpretando a un detective privado en Blacksad.
Imagen de fondo de Gerd Altmann en Pixabay. Edición propia.
Aquí tendríamos una constelación rolera basada en una posible evolución personal. Pero las constelaciones literarias van más allá de la experiencia personal y pueden elaborarse temáticamente; el punto es que traten de abordar una cuestión a través de una serie de criterios que permitan interrelacionar varias obras. Esto permitiría, por ejemplo, crear una constelación rolera sobre misterio e investigación o una sobre amores extraordinarios.
Al final, aunque estas constelaciones literarias y roleras no dejarían de ser nuestras propias construcciones, gracias a las uniones que hacemos podríamos compartirlas con otras personas y mostrarles, así, nuestros cánones mentales. Lo cual no sólo expondría la conexión que pueden albergar varias obras, sino que también podrían incitar a probar nuevos manuales.