Las Sombras tienen, como se ha señalado antes, personalidades y voces propias, y sin duda poseen consciencia de sí mismas. Algunas llegan incluso a ponerse nombre para así subrayar sus diferencias con los wraiths cuyos subconscientes las crearon. Pero al mismo tiempo, no son algo distinto y separado; no importa cuánto lo niegue la Sombra, son parte de ese wraith. Por ello, la Sombra tiene que juzgar la degradación que desea infligir en el wraith frente a su propia tolerancia por el dolor. A cierto nivel, la Sombra no es activamente suicida. Sólo quiere ver perder a la Psique… en todo… para siempre.
Nada de lo que la Sombra da u ofrece, ya sea consejo o poder, es gratis. Los wraiths sólo pueden hacer lo que hicieron en vida cuando esa retorcida vocecilla llama y luchan por no ceder. No importa las promesas o disculpas de un wraith después de que su Sombra lo empuje al caos, lo más probable es que el daño de ceder dure toda la eternidad. Si un wraith acepta una sola oferta de su Sombra, eso abre la puerta para la siguiente, y la siguiente… y el férreo agarre de la Sombra terminará por exprimir toda esperanza y buena intención.
La Sombra lo sabe y, como resultado, puede permitirse escoger sus batallas. Una Sombra que parlotea constantemente al oído de su Psique termina por ser más fácil de ignorar, como si fuera ruido de fondo. Una Sombra que espera a un momento desesperado y luego ofrece algo que parece libre de condiciones es mucho más difícil de resistir.
Más allá de su papel como tentador, torturador y ruina, la Sombra también orquesta los Tormentos. Estas desesperadas pesadillas personales son pruebas para el alma, que arrastran a un wraith herido al propio Laberinto para que se enfrente a sus peores miedo hechos realidad. Hay sólo unos pocos posibles finales para estas obras sombrías: la destrucción definitiva del wraith; la devastación y pérdida de una de sus Pasiones o Grilletes; o, si el wraith demuestra suficiente coraje e ingenio, la huida. Pero incluso los que emergen de un Tormento teóricamente ilesos portan las cicatrices de aquello por lo que han pasado y a lo que esperan no volver a enfrentarse nunca.
La lucha contra la Sombra puede parecer imposible si hay que enfrentarse con todo esto. Sólo la vigilancia, la voluntad y alguna visita ocasional a un Perdonador para minar el suministro de Angustia de la Sombra pueden permitir que un wraith aguante.
Pero cuando una Sombra crece en poder, no se limita a hablar sólo a la Psique que la alberga; puede comunicarse con los wraiths que la rodean, incluso colaborar con otras Sombras y seducir a los compañeros a los que el wraith más quiere. Si la Sombra llega a ser lo bastante poderosa, la vigilancia atenta puede ser lo único que separe a un wraith del Olvido.
Wraith: El Olvido no trata sobre la muerte. Trata de lo que ocurre después.
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Si la Sombra llega a ser lo bastante poderosa, la vigilancia atenta puede ser lo único que separe a un wraith del Olvido.
