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La Liga se crea el 18 de agosto de 1922 en la Residencia de Estudiantes a propuesta de Federico García Lorca. Cuando Lorca convoca ese verano a sus pares, a los que agasaja con dulces, té, café y vino malo de dos pesetas la botella, les cuenta que todos ellos son algo más que amigos, son espíritus afines. Todos ellos, de manera tácita o explícita, han contado a uno u otro de los presentes alguna clase de evento inusualen el que se han sentido próximos a una fuerza, algo que nadie de los presentes se atreve a describir como divinidad. Dalí lo define como «lo Extravagante» y a todos les resulta apropiado dicho apelativo.
Una vez adoptado el término «lo Extravagante» para referirse aaquello que parece haberles unido, es Emilio Prados quien señala al elefante en la habitación: aquel opuesto que, de una forma u otra, ha tratado de asfixiarlos a todos ellos. Aquello que le tuvo un año entero en un sanatorio en Suiza. Buscando palabras para definirlo,solamente se le ocurre una… «lo Gris». Y todos sienten que es el nombre correcto.
Lorca les ha reunido porque siente que, de alguna manera, lo Extravagante les está pidiendo ayuda; que lo Gris amenaza con asfixiar este mundo, con privar de alegrías y creatividad, de sumergir a todosen la desidia y en la rutina. Y si hay alguna forma de enfrentar un destino tan funesto, los allí presentes tienen la responsabilidad de asumirtan importante tarea.
Así fue como se fundó la Liga de los Caballeros Extravagantes. El acto concluyó con Pepín Bello sacando una fotografía de todos los miembros fundadores. Tal vez quiso lo Extravagante protegerlos a todos ellos, pues la foto se veló y dado que el vin obarato corrió en abundancia, nadie es capaz de precisar ni cuántas personas asistieron a la reunión ni quiénes eran, más allá de los aquí mencionados. Con el tiempo, en la Liga se convirtió en costumbre decir a los nuevos miembros que el resto habían estado en la noche de la fundación, incorporando cada vez detalles más hiperbólicos.Y es que, al final, la ficción es más longeva que la realidad.
Aunque la Liga se constituye inicialmente como una agrupación exclusivamente masculina, no tardarían en sumarse las mujeres. Aunque algunos de los varones parecen mostrar un recelo inicial, lo cierto es que no a mucho tardar las mujeres se incorporan a la Liga como miembros de pleno derecho.No sin cierta sorna, algunos de los miembros de la Liga más antiguos se referían a la agrupación como la Liga de los Caballeros Extravagantes, solamente para escuchar a las mujeres gritar: «¡Y Damas!». Con el tiempo, esto se convirtió en una suerte de brindis, en el que todos coreaban: «¡Y Damas!», antes de entrechocar sus vasos.
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