Cojamos un momento el concepto del Big Bang: toda la existencia, incluso más allá de nuestro propio planeta, contenida en un punto dentro de un punto dentro de un punto. Todo lo que ha existido, todo lo que existe, todo lo que existirá. Nuestro universo, algo más grande de lo que nuestro lenguaje es capaz de transmitir, reducido a una singularidad, algo más pequeño de lo que nuestro lenguaje es capaz de transmitir. Y entonces, explotó. Una explosión tan grande que miles de millones de años después aún estamos sintiendo sus efectos. No tenemos manera de comunicar ese concepto, así que recurrimos al lenguaje poético para expresarlo…
«Hágase la luz…».
El lenguaje necesario para comunicar algo así es demasiado grandioso para expresarse mediante simple palabras. Un símbolo. Un signo. Un signo para comunicar una verdad tan horrible que una vez vista, resulta imposible de olvidar. Un mensaje tan terrible que no puede ser ignorado. Algo que se graba a fuego en tu cerebro, una semilla que eventualmente florece hasta llevar a su portador a la locura más absoluta.
La visión de Lovecraft del universo es una de incoherencia alienígena. La inhumana R’lyeh sueña bajo las olas mientras el Sultán Demoníaco gira y se retuerce sin sentido en el centro del universo, mostrando cuán desnuda y sola está realmente la humanidad. Nuestra especie es un breve momento de conciencia, demasiado inocente para percibir su verdadera impotencia, demasiado intrascendente incluso para ser notada. Los horrores de los Mitos ni siquiera se molestan en prestarnos atención.
Pero luego está el Signo Amarillo. Destaca en su soledad, como una rama caprichosa de los Mitos cuya llamada atrae a las mentes más creativas y sensibles. Las criaturas y entidades asociadas con él parecen haber reparado en la humanidad… pero nos ven como juguetes. Cosas divertidas que usar y tirar.
Los escritores que se sumaron a la mitología iniciada por Chambers han adoptado su estilo de nihilismo surrealista. De todos los tomos de los Mitos, el más asociado con el signo es una obra de teatro, El Rey de Amarillo. No los garabatos rabiosos de un loco, sino una obra de teatro. Otra diferencia que hace que la mitología de Chambers sea mucho más… divertida.
La Maldición de Signo Amarillo es una serie de historias surrealistas, y cuando digo «historias» lo hago deliberadamente. Esto no son aventuras. Aquí no hay investigadores, ni pistas, ni misterios que resolver, ni visitas a la biblioteca, ni libros antiguos que revisar en busca de hechizos. Estas historias no son las típicas «aventuras de Cthulhu». Aunque la integridad física de los personajes correrá peligro, será su mente la que se enfrente a la mayor amenaza. Aún más importante, estas historias están destinadas a aterrorizar y perturbar a tu grupo, no a desafiar sus habilidades tácticas o estratégicas. Lo más probable es que los personajes que interpretan no logren escapar ilesos, sea física o mentalmente.
El objetivo no es jugar una campaña, sino recorrer las páginas de una serie de cuentos, encontrándose con nuevos personajes y situaciones en cada uno y dejándolos atrás cuando terminen. Al igual que la propia colección de historias de miedo de Chambers (El Rey de Amarillo), os encontraréis con temas y símbolos recurrentes, pero cada cuento es independiente. Con suerte, cada vez que vuelvas a los relatos de esta colección la experiencia será algo mejor.
Las tres historias están unidas por el Signo Amarillo, El Rey de Amarillo, Carcosa y otras creaciones de Chambers. En busca de un dios muerto es lo más parecido a un escenario «tradicional», pero no te confíes: esta historia es de todo menos el Cthulhu de toda la vida. Los jugadores asumen el papel de los villanos más arquetípicos del mundo occidental: sus personajes serán un grupo de oficiales nazis desplazados a África en busca de diamantes. El segundo escenario, El coro del rey, se centra en la obra de teatro de El Rey de Amarillo y en lo que sucede cuando unas mentes frágiles y creativas se ven expuestas a esta. Finalmente, Arquímedes 7 plantea una pregunta: ¿Qué ocurre cuando una IA ve el Signo Amarillo?
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