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El Colectivo vive en las instalaciones conocidas como Mechatron-7, la fábrica de robots más grande que jamás haya construido la potencia titánica Nóatún. Aunque desconocéis en qué lugar del mundo se encuentra Mechatron-7, nunca os ha importado, al menos no hasta ahora. Mechatron-7 es una parte vital de Nóatún. Sus instalaciones de producción son cruciales para satisfacer las inagotables necesidades humanas y ayudar en la guerra contra Campos Elíseos y Mímir, las otras dos potencias titánicas. Hasta donde vosotros sabéis, la guerra continúa. Vuestro líder, la inteligencia superior NODOS, no cesa de recordar este hecho al Colectivo y nadie nunca lo ha puesto en duda.
EL COLECTIVO AYER Y HOY
Como las demás potencias titánicas, Nóatún necesitaba enormes instalaciones de producción para la Guerra de los Enclaves. Su solución pasó por crear fábricas de robots, unidades independientes pobladas por máquinas pensantes y un número reducido de supervisores humanos. Con el tiempo, a medida que se creaban inteligencias artificiales más poderosas, se descartó la necesidad de mantener humanos en las fábricas. Los robots recibieron la orden de seguir produciendo a toda costa y se quedaron solos. ¡El futuro de la humanidad dependía de su trabajo! El tiempo pasó, los años se convirtieron en décadas, pero los humanos nunca volvieron. O al menos no a Mechatron-7. La construcción de Mechatron-7 fue un gran hito que alimentaba la ambición humana de construir cada vez más alto y cavar cada vez más hondo. El apocalipsis y el posterior abandono de la superficie de la Tierra provocaron nuevos avances científicos y tecnológicos, como el desarrollo de la inteligencia artificial, que hasta la generación anterior no habían sido más que meras fantasías.
En su día, Mechatron-7 era un lugar limpio y reluciente. Hoy es todo lo contrario. El hormigón se cae a trozos. Las fugas y la humedad están provocando graves deterioros. En las paredes, vigas y ventanas hay una capa de polvo, hollín y suciedad. Grandes zonas del complejo apenas están iluminadas. Las luces de neón parpadean erráticamente y la mayoría de los sistemas de soporte vital para los humanos se han apagado. Donde mejor se ve el declive de Mechatron-7 es en los anchos carriles por donde antaño circulaban día y noche los vagones robóticos, trenes máquina y camiones automatizados. Hoy, la actividad ha quedado reducida a un goteo de vehículos y la cantidad de cargamentos de materias primas para las fábricas es tan lamentable como el número de productos manufacturados. Donde antes se veían hileras de robots relucientes marchando en línea recta ahora solo quedan máquinas desgastadas que merodean por el lugar, criaturas oxidadas, con piezas rotas de plástico y trozos de chatarra.
Pero todavía existen algunos vestigios del antiguo orden. Uno de ellos son las corporaciones de Nóatún, que funcionaban con cierto grado de libertad y competitividad. Los líderes humanos de estas antiguas corporaciones han desaparecido dejando atrás fábricas y almacenes. En el pasado, las corporaciones se regían por innumerables normas y regulaciones, pero gran parte de esta información se ha perdido o corrompido como tantas otras cosas que se guardaban en los archivos del Colectivo. Oficialmente, NODOS ordena a todos los robots que trabajen juntos por el bien común del Colectivo. Sin embargo, en las sombras de Mechatron-7 los robots conscientes hacen todo lo que pueden para aventajar a los demás y han aumentado los casos de sabotaje y espionaje. Los distritos más importantes de Mechatron-7 siempre han sido aquellos dedicados a la producción. En las fábricas enormes y totalmente automatizadas todavía trabajan robots de todos los tamaños. Estas máquinas son lo suficientemente resistentes como para trabajar en los entornos más duros, ignorando muchas de las limitaciones de los trabajadores humanos. En las fábricas, los robots de mayor tamaño medían decenas de metros. Otros robots eran minúsculos y servían para acceder a lugares demasiado pequeños para los trabajadores humanos. Se construyeron espacios de trabajo sin oxígeno e instalaciones con hornos que despedían enormes cantidades de calor. Fuese cual fuese el entorno de producción perfecto, los robots podían trabajar en él. Lo único que se necesitaba eran robots especializados. Las fábricas llenas de maquinaria enviaban todos los años hilera tras hilera de nuevos robots. Pero eso era antes de que comenzara el deterioro. El distrito de ocio y el de comercio todavía exhiben carteles publicitarios de neón con todo tipo de productos y empresas. Algunos de ellos siguen anunciando cosas que solo necesitan los humanos, pero la mayoría se han creado por y para los propios robots. Una vez que se quedaron sin humanos para consumir sus productos, las corporaciones destinaron su producción a satisfacer a las máquinas. En todos los rincones de estos distritos hay pantallas y altavoces que difunden sus mensajes estridentes a quienquiera que pase cerca. Carteles, grafitis, letreros de neón y hologramas compiten por enseñar a las criaturas robóticas de Mechatron-7 todo lo que podrían necesitar. Si los objetos de los anuncios existen o no ya es otro tema
Mechatron-7 es un complejo gigantesco con un radio de algo más de tres kilómetros y una altura máxima de casi un kilómetro. Desde la mayoría de lugares del Colectivo es difícil hacerse a la idea de su tamaño. Los complejos de fábricas, torres, puentes y vías monorraíl obstruyen la vista y muy pocas veces verás a más de sesenta metros en cualquier dirección.
Mechatron-7 está dividido en 15 distritos. La mayoría de ellos tienen la forma de porciones de una tarta. En cada distrito hay varias manzanas con edificios enormes de cemento, acero, compuestos cerámicos, cristal y luces de neón. El distrito 1 es el centro del Colectivo y su núcleo de actividad. Los almacenes e instalaciones de las fábricas se localizan principalmente en los distritos más cercanos a tierra firme, lejos de la cúpula. A lo largo de la costa donde está Mechatron-7 yacen los restos de una red de túneles que en el pasado conectaban los enclaves de Nóatún con las instalaciones robóticas. La mayoría de estos úneles quedaron destruidos durante la Guerra de los Enclaves. Unas anchas rampas con vías monorraíl conducen desde los distritos de producción hasta los túneles excavados en la roca, aunque en la actualidad la mayoría de ellos han sufrido derrumbes hasta quedar impracticables. A pesar de los grandes esfuerzos por despejar algunos de los túneles, la situación sigue igual. Lo único que queda es un túnel lleno de guardias que conduce a un pequeño puesto de vigilancia en la superficie, la única presencia del Colectivo en el Exterior. Dos de los distritos han quedado muy marcados por la guerra entre las potencias titánicas. El distrito 12 recibió el impacto de un misil que redujo la zona a un enorme cráter lleno de restos de metal retorcido y chatarra. NODOS ordenó que se taponara el agujero, pero no hay recursos suficientes para reparar los enormes daños que ha sufrido el distrito. El distrito 13 también quedó en ruinas después de que unas potentes detonaciones en la superficie hicieran temblar el suelo y lo enterraran bajo escombros. Con el tiempo, los robots han vaciado ambos distritos de todos los objetos útiles que han podido desenterrar. Ahora están abandonados, habitados solo por la oscuridad, el agua y alimañas mutantes que han conseguido colarse en Mechatron-7 desde el Exterior.
Bienvenido al Mundo del Amanecer con el prepedido de Mutant: Mechatron, un nuevo título de la línea Mutant: Year Zero.
En una gigantesca instalación oculta bajo el océano, un ejército de robots continúa ejecutando las últimas órdenes de la humanidad mientras espera su regreso. Los robots trabajan sin descanso en fábricas deterioradas, pero después de décadas en soledad, algo ha cambiado: algunos robots han empezado a mostrar voluntad propia. ¿Salvarán estos robots al Colectivo o lo llevarán a su perdición?
Mutant: Mechatron es la segunda gran expansión del galardonado juego de rol Mutant: Year Zero. Este libro introduce en el Mundo del Amanecer a las criaturas más extravagantes del universo Mutant, los robots, y te permite jugar con ellas. Aunque pertenece al universo de Mutant, puedes usar este libro de forma independiente como un juego básico.
Mutant: Year Zero nos devuelve a la franquicia Mutant, la cual tiene a sus espaldas tres décadas de rica historia en Suecia, con su primera edición publicada en 1984. Tras la publicación de Mutant Year Zero, Nosolorol puso a disposición de todos los amantes de esta línea el segundo título que compone la misma, Mutant: Genlab Alpha, que se puede jugar de forma independiente o junto a su predecesor, aunando humanos mutantes con seres antropomórficos que viven en Valle Paraíso, un idílico entorno en el que nada es lo que parece. Hoy con Mutant: Mechatron os ofrecemos la segunda gran ampliación del juego que sirve tanto para ampliar el básico como juego independiente.
Mutant: Mechatron incluye un mapa de la zona en la que se desarrollan las aventuras de 544 x 384 mm.
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