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Pronto estará disponible Tambores de Guerra y hoy queremos comentar su relación con otros títulos de Nosolorol, como Los Asesinatos del juguetero o Cultos Innombrables.
Tambores de Guerra se sitúa en el mismo universo que Los Asesinatos del Juguetero, otra campaña autojugable escrita por el autor de estas líneas y publicada por Nosolorol Ediciones. Ambas historias están conectadas y comparten personajes secundarios, pero no los principales. No es en absoluto
necesario haber leído, jugado o conocer siquiera la campaña a la que nos referimos, porque todas las conexiones están bien explicadas en el texto, pero sí que es cierto que supondría una experiencia de juego más rica haberla acabado antes de empezar esta.
Los Asesinatos del Juguetero tiene lugar en 1926, y el enemigo principal de esta aventura aparece a menudo en Tambores de Guerra, que empieza en 1908 y acaba en 1939, lo que significa que no solo son historias relacionadas sino que en cierto momento son paralelas. Como el elemento más definitorio del rol es la capacidad que tienen los jugadores de tomar decisiones, puede que los acontecimientos previstos por el autor cambien y que las relaciones causa-consecuencia deban ser ajustadas por el director de juego. Se anima a modificar todo lo que haga falta, incluso a dar explicaciones del tipo «esto está sucediendo en otra realidad o habría sucedido si hubierais tomado esa otra decisión».
En el año 2014, Nosolorol publicó el juego Cultos Innombrables, de Manuel J. Sueiro, Ricardo Dorda, Luis Barbero y Jokin García. Esta campaña no solo comparte el mismo reglamento de juego, sino que asume una de sus premisas básicas: que los personajes jugadores no tienen que ser necesariamente investigadores que luchan contra las criaturas de los Mitos de Cthulhu, sino que pueden convertirse en verdaderos ocultistas que buscan de forma activa el poder arcano dentro de un entorno en el que el bien y el mal no están definidos.
Es decir, que los personajes jugadores no tienen que actuar por obligación de forma honesta y altruista. Al contrario, pueden tener ambiciones, formar su propia sociedad ocultista e incluso convertirse en verdaderos sectarios al servicio de las horrendas deidades de los Mitos. Se tiene en cuenta que una persona puede mantenerse en el camino de la virtud cristiana de forma voluntaria o seguir una filosofía de vida díscola respecto a la moral de su tiempo.
También puede actuar con bondad o con egoísmo dependiendo de la situación, sin que eso suponga un antes y un después en la vida del personaje. Se trata, en cualquier caso, de otorgar una dimensión completamente humana a los protagonistas de la historia.
Tambores de Guerra es la segunda campaña de José Mariano Sáez, tras el éxito de su primera publicación, Los Asesinatos del Juguetero, ambientada en la convulsa España de 1926, vuelve a la carga con otra aventura ambientada en nuestro país y con los Mitos de Cthulhu como telón de fondo y el sistema Hitos como motor de la campaña.
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