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¿Qué es Zobeck?
Yo mismo me hago esa pregunta a menudo y te aseguro que no es fácil de responder. Pero la alcaldesa Constantia Olleck me ha pedido que te lo explique así que lo voy a hacer lo mejor que pueda. Al final, todos tenemos que colaborar para sacar la ciudad adelante.
Ante todo, Zobeck es una ciudad libre. Muchos la conocen como Ciudad de la Encrucijada, sobre todo los extranjeros, porque somos el centro comercial de buena parte de Midgard. La industria y el comercio son el alma de la ciudad. Caravanas y carretas de mulas traquetean y atraviesan sus puertas día y noche. En nuestra querida metrópolis se entremezclan también aventureros, comerciantes y sinvergüenzas de todas las naciones y ámbitos, así que ten cuidado al escoger tus amistades. Este es además un lugar de sacerdotes, de sectarios conspiradores, de ladrones traicioneros y de algún altruista de corazón puro. Un lugar donde se sueñan inventos maravillosos y empiezan grandes historias de renombre.
Aquí los humanos son mayoría, aunque sus orígenes pueden ser muy distintos. Casi todos provienen del Reino de Madgar al sur, aunque algunos han emigrado desde el Ducado de la hija de Peron o incluso de Salzbach y Grisal. Harías bien en tener esto en cuenta a la hora de tratar con ellos y no asumir que por el hecho de ser humanos se van a comportar todos de la misma forma.
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También puedes encontrar a un buen número de enanos aquí, aunque viven casi exclusivamente en el Distrito Mecanizado para estar cerca de su trabajo. La mayoría está consagrado al culto de Rava la Doncella del Engranaje y a la construcción de artilugios cada vez más sofisticados. Yo diría que Rava es, quizás, la diosa más popular del lugar. Si bien es cierto que Ninkash, también conocida como la Madre de la Cerveza y la diosa de la alegría, es también una deidad muy querida en la Encrucijada. La clase trabajadora de Zobeck bebe cerveza como si fuera agua (de hecho, a menudo la cerveza enana es más limpia que el agua de la ciudad).
Al sureste, en el gueto, residen los laboriosos kobolds. Sus numerosos reyes gobiernan en este pequeño dominio, y cualquier Grande o Muy alto que entre en allí debe presentarse ante la autoridad fronteriza kobold, pagando impuestos por los artículos declarados y a menudo sobornos solo para ser admitido. Lo sé. Vete acostumbrándote. Además, desde que establecieron una embajada, la ciudad se está llenando de siniestras fatas sombrías. No sé qué, pero estoy seguro de que traman algo.
Lo sé. Te estás preguntando cómo es posible que toda esta gente conviva en paz e incluso colabore para sacar adelante una ciudad. Bueno, para entender eso es necesario hablar sobre la historia reciente, porque, aunque ahora gozamos de libertad, no hace más de un siglo, los zobeckeños carecíamos totalmente de ella.
En días pasados, los habitantes de Zobeck trabajaban y sufrían para llenar las arcas de la Casa Stross, los corruptos señores feudales del lugar. Pero todo cambió cuando el pueblo tomó las armas contra esos plutócratas y se deshizo de las cadenas de la tiranía. En esas llamas, las de la rebelión, surgimos nosotros, los mecanizados. Los primeros de nosotros fuimos creados durante la Gran Revuelta cuando el Collegium se puso del lado de los rebeldes. Fuimos poco más que un plan desesperado para contener a los caballeros de la Orden del Sol Eterno y la caballería pesada de la Casa Stross. Enanos y humanos entregados trabajaron estrechamente con magos del Collegium durante largas horas en las sedes gremiales usando sangre y almas prestadas para insuflar vida en metal inerte. Y es que antes de ser mecanizados, éramos humanos, pero la diosa Rava nos dio su bendición y nos convirtió en orgullosas herramientas y armas para defender al pueblo. Muchos como yo, aún hoy seguimos defendiendo la ciudad a nuestra manera.
En las décadas que siguieron a la Gran Revuelta, las pocas casas aristócratas restantes se derrumbaron y sus linajes fueron reemplazados por comerciantes y funcionarios electos. La rica e insolente ciudad se asentó como un estado mercantil independiente. Los hijos e hijas de los líderes de la Revuelta se convirtieron en los cónsules y alcalde de la ciudad y formaron el Concejo de la ciudad libre, una asamblea regente elegida por los ciudadanos humanos, enanos y kobold de Zobeck. Los esclavos kobold del pasado fueron liberados de sus cadenas, y tras siglos de prejuicios, esta raza al fin empezó a escalar a puestos de poder. Pero ahora, pasados noventa años desde la revuelta, sólo unos pocos enanos y mecanizados la recordamos de primera mano.
— Gunvor Slygass, sargento de la guardia de Zobeck
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