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Hace mil doscientos años, la humanidad huyó por el mar hasta una tierra ya habitada por elfos y enanos. El dios Sierpe, que había guiado a la humanidad por los mares, dividió la tierra con una cordillera para evitar la guerra que se cernía entre las razas. A los elfos y los enanos se les dio Corvania, al norte, mientras que la humanidad se asentó en Alisea, al sur de la cordillera Divisoria. Esta separación se llamó el Cambio y es el punto del tiempo que los humanos utilizan como año cero en su cronología. Como compensación por la división de la tierra, los elfos y los enanos recibieron a los orcos para que les sirvieran. Para mantener la paz entre las razas, cada una tomó rehenes, de quienes descienden las razas mixtas.
Después de quinientos años buenos, llegaron los tiempos difíciles a Alisea y estalló una guerra religiosa. Un grupo de humanos huyó al norte cruzando Divisoria hasta Corvania y los elfos y los enanos les dejaron quedarse a regañadientes, siempre que se sometieran a la Ley de la Tierra, que establecía cómo debían comportarse sus huéspedes humanos. Pronto llegaron más humanos, entre ellos los jinetes de Aslena, al oeste. Tras otros tres siglos, Alisea se les quedó pequeña a los humanos, que no habían dejado de multiplicarse. Intentaron conquistar Corvania con pretextos religiosos, bajo el consenso de que durante el Cambio se les había negado su derecho a la tierra. Como los elfos y los enanos eran escasos, decidieron armar a los orcos y los mandaron a la batalla. Cuando la guerra se puso fea para los orcos, sus amos los abandonaron.
El hechicero Zygofer fue colocado en el poder como gobernador de Corvania mientras el rey de Alisea estaba ocupado con la guerra contra Aslena. El hechicero descubrió una puerta demoníaca en un paso de montaña y experimentó con despertar a los muertos para que le ayudaran, ya que el rey no podía renunciar a tropas suficientes para sustentar sus ambiciones. Cuando las guerras acabaron, el rey quedó horrorizado ante el herético gobierno de Zygofer y envió a un ejército al otro lado de las montañas para derrocarlo. Zygofer abrió la puerta demoníaca de par en par y unas horribles criaturas manaron a través de ella y destruyeron el ejército del rey. Para distraer a los demonios mientras volvía a cerrar la puerta, los envió a arrasar el país vecino, Aslena. Los habitantes de Alisea construyeron el Sello de Hierro, una muralla sin puertas que cerraba el paso a Corvania, y prohibieron cualquier otro contacto con ese país maldito, que desde ese día pasó a ser conocido como las Tierras Prohibidas.
Para entonces, Zygofer ya estaba viejo y decrépito, por lo que se fusionó con su hija Therania, también hechicera, para conseguir poder suficiente para seguir viviendo. La extraña criatura con patas de araña resultante recibió el nombre de Zytera y ha continuado los estudios demonológicos y nigrománticos de Zygofer. Su objetivo último es expulsar a los enanos y los elfos de las Tierras Prohibidas y luego conquistar Alisea. Zytera cuenta con el apoyo de semidemonios y el culto fanático de los Hermanos Herrumbrosos. Quizá la guerra ya hubiera estallado si las Tierras Prohibidas no hubieran quedado cubiertas por el velo de la Niebla de Sangre, una voraz neblina que imposibilitó el viaje durante tres siglos antes de desaparecer inexplicablemente.
A día de hoy, en las Tierras Prohibidas solo quedan fragmentos de civilización humana que intentan sobrevivir en pueblos fortificados en mitad de la nada, mientras que los elfos y los enanos se han retirado al corazón de sus tierras natales. También quedan los orcos, llenos de odio hacia la humanidad y desprecio hacia sus antiguos amos. Las Tierras Prohibidas vuelven a estar abiertas a la exploración y la conquista.
Forbidden Lands, el juego de rol en las Tierras Prohibidas.
La caja del juego, con la factura y gusto por el detalle que Nosolorol imprime en todos sus proyectos, está a rebosar de material de calidad. Incluye: