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Cuando sonó el despertador a las siete, mi impulso fue golpearlo contra la pared, una y otra vez, mientras la lastimera voz del aparato pronunciaba un casi inaudible «Ciudadano 13 263 055, la sanción por dañar material de trabajo es de cinco puntos que…» ¡Al cuerno con sus estúpidas sanciones! La decisión estaba tomada. No iría a la fábrica, ni hoy ni nunca. Tenía derecho a decidir, ¿verdad? Pues estaba dispuesto a hacer uso de él.
En el año 2084, el mundo está inmerso en un largo proceso de recuperación tras la devastadora Tercera Guerra Mundial. El Gran Cataclismo Nuclear puso fin a un conflicto donde no hubo vencedores. El planeta fue arrasado y solo el uno por ciento del mismo continuó siendo habitable. La ONU resultó ser la única institución capaz de tomar las riendas al borde de la extinción, y de adoptar medidas drásticas que afectarían a cada ser humano.
Hoy, aquellas decisiones desesperadas permiten controlar a los ciudadanos que intentan vivir al margen de la comunidad. Hoy, se somete a los negligentes que anteponen sus intereses particulares a los colectivos. Hoy, la humanidad se cree en el derecho y el deber de defenderse de la amenaza que suponen los anticiudadanos.
Vivir en 2084 es muy duro. Si todo se reduce a seguir sobreviviendo, no tiene mucho sentido seguir luchando, y el sistema de los ciudadanos no serviría más que para alargar una agonía que no tiene sentido. Pero la ONU ha encontrado la diferencia entre sobrevivir y vivir con una esperanza, un objetivo que merece la pena alcanzar, una razón por la que seguir luchando. La felicidad de los ciudadanos, su razón de ser, está tan cerca como lo esté el alcance de la terraformación.
La sola búsqueda de volver a convertir la Tierra en un planeta fértil es motivo más que suficiente para seguir luchando. Y, cuando se haya conseguido la terraformación, los ciudadanos podrán volver al estado de bienestar anterior a la guerra. Además, todo este camino servirá para que los ciudadanos sean conscientes de los errores cometidos hasta ahora y sean capaces de no incurrir en ellos para no volver a destruir lo construido.
2084 es un juego de rol con sistema Hitos ambientado en un opresivo futuro distópico, que ofrece: