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Es una magia impactante esta que he descubierto, una magia que nunca habría imaginado. Las palabras cobran vida al ser escritas e imprimen en la realidad sus distintos significados, modificándola a su antojo. Pero ¿es una magia provocada por la escritura misma? ¿La escritura es un simple canalizador
del poder que los seres humanos tenemos en nuestro interior? ¿O, tal vez, sean los instrumentos empleados los mágicos?
En un primer momento se podría pensar que el poder está en un objeto en concreto. Yo, por lo menos, pasé varias semanas pensando que mi pluma estilográfica nueva encerraba un gran poder (era con la que había descubierto la magia de la palabra escrita). Pero descarté esa opción cuando me vi
obligada a realizar un efecto de escritura sin mi pluma. Funcionó igualmente.
Después, llegué a pensar que yo era especial, que tenía un poder único e inigualable por el cual podía hacer realidad todo lo que escribía. Por un lado, cada vez que realizaba un efecto, notaba cómo mis energías disminuían, cómo mis fuerzas se agotaban para dar cabida al efecto mágico. Además, era una de las pocas en mi ambiente que dominaba tal poder. Si el poder estuviera en el simple hecho de escribir, lo conocería todo el mundo, ¿verdad?
Pues, parece ser que el poder mágico está única y exclusivamente en el simple hecho de escribir, de plasmar y codificar las ideas en un sistema complejo de escritura. No sé cómo puede ser esto, pero nosotros somos en verdad los canalizadores de la magia, a través de los cuales la escritura se alimenta para desarrollar un poder mágico sinigual. Es la tecnología la que encierra un poder que pocos conocemos.
Simplemente se debe saber cómo desarrollar este poder. No sé muy bien cómo explicar esto, pero los que descubrimos la magia de la palabra escrita, todavía somos capaces de escribir sin desarrollar un efecto mágico. Se siente un peso distinto en el lápiz, la tinta del bolígrafo impregna la página de una manera distinta, las letras toman una forma ligeramente distinta… No sé explicarlo, solo sé que, una vez desarrollas un texto mágico, se hace natural cambiar de una escritura mundana a otra mágica, como si este conocimiento fuese innato en nosotros y simplemente lo hayamos olvidado.
Firmado por
Alguien que escribe