Decubre los dominios de Vampiro Edad Oscura con Companion

VEO20 Companion de Vampiro: Edad Oscura 20ºAniversario explora los diversos dominios de la Edad Media y sirve como recurso para aquellos Narradores que deseen establecer sus crónicas en los dominios mostrados

Proporciona opciones para el conflicto (tanto en un nivel íntimo como a través de un campo de batalla), además de directrices para la construcción de dominios, información apócrifa de los Clanes para aquéllos interesados en los misterios de la Sangre, y nuevos monstruos que habitan la noche y que suponen una amenaza tanto para el ganado como para los Cainitas.

El Dominio de Roma

Roma está tan muerta como los Condenados: caída pero inquieta, un cadáver animado por supuestos actos divinos. Tres desafíos asaltan a los Cainitas que se aventuran en la Ciudad Eterna. Primero están los orgullosos mortales romanos, que se aferran a los restos del Imperio. Roma estaba antaño atestada de habitantes que vivían hacinados en estrechos apartamentos llamados insulae o controlados en amplias fincas llenas de esclavos. Su cantidad
y organización proporcionaban sangre, poder y anonimato. En la actualidad solo una fracción de la antigua población vive aquí, de forma que proporcionan menor influencia y cobertura. Incluso los más pobres se creen señores depuestos con derecho a las riquezas de Europa y se ofenden ante cualquier intento de manipularlos.

El segundo desafío es la fe. Roma es la sede de la Iglesia católica (un término apropiado para el período pero poco usado, puesto que la Reforma está aún a siglos vista). La Inquisición secreta florece bajo su mecenazgo. La basílica de San Pedro (un palacio-iglesia románico que será derribado y reconstruido
en los próximos siglos) está protegida por Fe Verdadera y por soldados que pueden detectar horrores sobrenaturales.

¿Y el tercer desafío? Los Condenados de Roma, en la plenitud de su edad, orgullo y sueños antiguos, han ido perdiendo el contacto con la realidad de la Roma del siglo xiii mientras elaboran obsesivos juegos de fe e ideología. Al igual que los mortales romanos, a veces creen que los huesos podridos de la ciudad siguen aún cubiertos de carne y con fuerza para reclamar Europa de nuevo.

Bajo la influencia de Camilla, la corte Cainita asume una desafiante postura anticlerical. El Matusalén solo ha estado despierto durante un breve espacio de tiempo. Se denomina a sí mismo Pontífice del Pecado, y aunque muchos de sus seguidores solo se adhieren de palabra a sus decadentes ideales, su elocuencia y habilidad políticas pueden transformarlos, con el tiempo, en verdaderos creyentes. Es tal su poder que desdeña a la Brujah gnóstica Tracia con una sonrisa y un ademán. Otros vampiros romanos de fuerza comparable rehúsan desafiarlo. El poderoso Creteo podría llegar a derrocarlo, pero emplea a Camilla como Antipapa para enfrentarse al Papa, para inspirar el drama de la Golconda o la caída de la Iglesia… ambas opciones lo satisfarían por igual.

Grandes Cainitas de Roma

Camilla, Príncipe de Roma (Ventrue de Quinta Generación): Titus Venturus Camillus regresó al poder de inmediato, una sorpresa para aquellos que esperaban que Creteo se opusiera a él. Trece años después de despertar de su Letargo, Camilla (el nombre que ha estado utilizando desde tiempos antiguos) alterna entre una corte «imperial», que se recrea en los peores estereotipos de la Roma decadente, y un «Antipapado» de frenética glotonería
sangrienta que preside vistiendo ropas de obispo negras.

El pedigrí de Camilla es incomparable. Su Sire, Collat, fundó el Senado Eterno que gobernó la Roma clásica. En su ascenso al poder, Camilla reclamó el alma de su Sire y su puesto, pero, para los grandes, incluso la Diablerie queda sin castigo. Como maestro del Camino del Pecado, Camilla fue estudiante y amante de su supuesto creador, Tanitbaal-Sahar. Permite que los Cainitas hagan lo que deseen, interviniendo únicamente durante las crisis. El sistema funciona porque las tradiciones de Roma proporcionan estabilidad a los vampiros residentes, pero Camilla choca con el cristianismo y la ética dominante de la moderación. Apoya los desafíos al Papado, y al hacerlo se arriesga a captar la atención
de los soldados de la Fe y los seguidores del Camino del Cielo.

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