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Corren tiempos difíciles. Vivimos momentos de delicado equilibrio, un equilibrio que nos ha costado mucho conseguir y que corre el peligro constante de derrumbarse de nuevo y provocar un nuevo colapso de la humanidad si no tomamos, cada uno de nosotros, las medidas que tenemos que tomar.
Después de cada gran guerra, el mundo se ha visto sumido en un largo proceso de recuperación. En el año 2084, el mundo aún sigue inmerso en ese proceso: la última guerra fue más devastadora que nunca, y su recuperación más ardua.
Cada vez era más evidente la escasez de recursos frente a la superpoblación creciente, que no aseguraba que todas las personas pudieran tener cubiertas sus necesidades básicas. Y si a eso se le suma la problemática social que presentaba un mundo con tantos grupos sociales y profundamente arraigada (los diferentes credos culturales, ideológicos, raciales, religiosos, de idioma…, que dividían y enfrentaban a la población entre sí) ya se estaban sembrados los gérmenes de una confrontación a gran escala.
Las trincheras y las bayonetas de la Primera Guerra o las cámaras de gas y los ataques aéreos de la Segunda no eran más que juguetes en comparación con las armas de destrucción masiva que se usaron en la Tercera Guerra Mundial, que se caracterizó por el uso de armas nucleares a gran escala y por la destrucción que causó en el mundo. Durante la primera etapa de la contienda, se mantuvo un frágil equilibrio basado en el principio de destrucción mutua asegurada y el miedo a que el uso de bombas nucleares por parte de todos los bandos acabara destruyendo todo.
Los acontecimientos dieron un giro completo cuando se pasó de las amenazas a los hechos. Las diferentes facciones sacaron su armamento nuclear provocando una situación a la que era imposible dar fin. Finalmente, después de lo que fue conocido como el Gran Cataclismo Nuclear, tuvo que darse por terminada la guerra sin que hubiera vencedores. La locura humana estaba condenando a la Tierra a su destrucción. Los efectos del Cataclismo Nuclear fueron devastadores. El mundo fue arrasado y solo un 1 % del planeta quedó habitable.
En el año 2084, ya casi nadie recuerda cuáles eran las facciones o cuál fue la excusa para que diera comienzo la guerra. Eso ya no importa. Quedan pocos supervivientes de aquella época, y al resto le da igual: tienen cosas más serias de las que preocuparse, como su día a día.
La ONU se encontró con un panorama desolador, al borde del declive y, si se quería salvar el mundo, habría que tomar medidas drásticas que iban a afectar a cada ser humano. No iba a ser agradable, pero la situación era límite y había que tomar medidas desesperadas.
2084 es un juego de rol con sistema Hitos ambientado en un opresivo futuro distópico, que ofrece:
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