Una parte fundamental de la cultura vindusina, y del resto de culturas que convergen en la región de Shabana, son sus creencias espirituales y religiones. Por todos sus barrios se pueden ver templos e iglesias repletos de fieles, incluyendo clérigos y paladines. En este artículo vamos a hablaros brevemente de las religiones presentes en Shabana como un avance de lo incluido en el suplemento Ciudad de Vindusan.
Elethae, nombre por el que los elfos conocen a Ahuraz, es el patrón de Vindusan y su culto es el oficial en toda la ciudad. Es considerado por muchos como el verdadero señor y protector de la ciudad, y el Líder Supremo ejerce únicamente como su sumo sacerdote, transmitiendo la voluntad del señor de la luz a todos los ciudadanos. Junto a Praxis y Eurana, consideradas por los elfos como las hermanas de Elethae, forman la conocida como «Trinidad de Vindusan», el culto oficial en toda la metrópolis y más extendido entre su población, sobretodo entre los Banjora.
El culto a Elethae gestiona también una parte importante de las escuelas de magia de la ciudad y del comercio de objetos mágicos, además de marcar las principales festividades del calendario. Dentro de esta trinidad pueden encontrarse diferentes grupos religiosos como el culto a Elethae, los devotos del amanecer o los reverdecedores de Eurana.
Negociantes de Ankaraz
A medio camino entre un gremio de comerciantes y una congregación, el culto a la diosa enana Ankaraz juega un papel destacado entre los mercaderes que continuamente entran y salen de Vindusan para vender sus mercancías en el gran bazar. Lo que comenzó como un conjunto de reglas a cumplir por los fieles a la deidad para obtener su favor, se ha tornado en una serie de requerimientos no oficiales, pero de obligado cumplimiento, si uno quiere obtener el favor de los comerciantes enanos, mayoritarios en algunos ámbitos como la metalurgia, la carpintería, la mampostería y la venta de armas y armaduras.
El Culto al Terrible Escorpión
Aunque pocos Shabaudi consideran Vindusan su hogar, centenares de ellos recorren sus calles y mercados en algún momento de sus vidas, ya sea escoltando caravanas, cómo mercaderes, representantes diplomáticos de los clanes del desierto, o frecuentemente como espadas de alquiler. Estos últimos, normalmente criminales expulsados de sus clanes o soldados derrotados que han perdido sus tierras, acuden a las tabernas de Vindusan con la esperanza de obtener riqueza como matones, soldados o asesinos. Ellos forman el grueso principal del culto al Terrible Escorpión, que no es más que el nombre con el que algunas tribus del desierto se refieren a Gram.
Dioses menores y semidioses
Junto a las religiones mayoritarias de la ciudad, es posible encontrar otros cultos más pequeños o poco relevantes que muestran la enorme riqueza espiritual de la región. Muchos de ellos son dioses menores, o criaturas semidivinas como pueden ser ajenos de los planos exteriores o criaturas legendarias. En Vindusan es posible encontrar pequeños grupos de adoradores de Xeinoth «El de las lamentaciones», La Gran Hueste Tormentosa de Sananda, la gran sierpe azul Marchekai o el rey Dathanos del Bosque Marchito. También es posible encontrar cultos o sectas prohibidas, que conspiran en secreto para defender los intereses de sus dioses, como los fieles del Peregrino Suranoth o la sociedad del anillo de Xión.
Vindusan
Los Ancestros Venheli
Aunque no se trata de verdaderos dioses, los Venheli adoran a una serie de poderosos ajenos infernales capaces de conceder conjuros y bendiciones entre aquellos que les rinden culto. Muchos Venheli consideran a estos seres infernales sus ancestros y protectores, mostrando respeto y devoción, aunque conscientes del alto precio a pagar por pactar con ellos, algo que tratan de evitar salvo en situaciones desesperadas. Algunos de los más adorados son Androktasiai, la soberana de la Sangre o Zodahar, el rector de los altos secretos.
Otros cultos y doctrinas
A la enorme lista de dioses hay que añadir otra lista de cultos espirituales existentes en la ciudad, y que por sus características, no pueden ser considerados como deidades. Aquí podemos encontrar el culto cívico de vindusan, muy extendido entre los fórmigos, que adoran a la metrópolis como un ente divino al que rezan desde multitud de templos repartidos por su red de túneles.
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