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El dinero habla. Donde está Pentex, el dinero habla su propia lengua. El flujo de dinero guía el mundo humano y hace exactamente lo que el Wyrm desea. Los excesos corporativos y la corrupción envenenan el mundo y enlodan las aguas de la política para que nadie pueda darse cuenta de cómo se podría comenzar a solucionar el problema. Las ciudades y naciones más pobres son caldo de cultivo de enfermedades, odio y conflictos que impulsan aún más los fines del Wyrm. La apatía y el miedo corroen a las clases medias del primer mundo, volviéndolas incapaces de detener la lenta pero segura decadencia del mundo.
Para el Wyrm, los beneficios no podrían ser más altos. La recesión económica al comienzo del siglo XXI se cobró su precio incluso en Pentex y sus filiales. El vaivén de los mercados mundiales aún mantiene su influencia sobre la corporación. Las empresas asociadas se retiran, las acciones se desploman, las bancarrotas y los escándalos piden la fe de la opinión pública y los accionistas. La avaricia y el exceso de una compañía terminan por consumirla, dejando a los buitres financieros para limpiar los huesos de la empresa. Hasta los negocios legales fracasan al carecer de los recursos de sus primos, los conglomerados empresariales, y no ser capaces de aguantar el aumento de los costes de producción y trabajo.
Incluso estos fracasos sirven a los intereses del Wyrm. La corrupción empresarial es la forma más obvia en la que el Wyrm clava sus garras en la humanidad, pero hasta las corporaciones poderosas emplean a gente más o menos decente en sus niveles inferiores, a personas desesperadas por conseguir dinero o que quizá crean que hacen algo bueno por el mundo. Sin ser conscientes de la verdadera naturaleza de sus esfuerzos, los que se dejan la piel durante décadas para enriquecer a sus superiores se despiertan una mañana sin pensión o sin seguro y sin siquiera una tarjeta de agradecimiento por todo su esfuerzo.
Cuando los empleados de mayor nivel pierden sus fortunas, caen en una espiral de locura y desesperación, sus familias sufren y esa angustia envenena a los que les rodean. Así, la caída de empresas sin escrúpulos promueve los intereses cósmicos del Wyrm. Sin embargo, Pentex no ha conseguido su dominio por ser inflexible. Las oportunidades abundan para aquéllos que quieran recortar presupuestos y emplear recursos, humanos o de otro tipo. Gran parte de la recuperación económica de EE.UU. ha sido gracias a que Pentex y sus muchas filiales han reinvertido parte de su capital en la economía.
Al mismo tiempo, respaldan a los políticos y apoyan leyes que les facilitan cosechar beneficios masivos: liberalizaciones, exenciones tributarias y subcontrataciones. Esto se une al sufrimiento de los pobres y fortalece la decadencia de las clases altas. Pentex adquiere tanto nuevos negocios prometedores como aquéllos que se tambalean, poniéndolos bajo su ala, corrompiendo a honestos propietarios de negocios y dejando de lado las preocupaciones medioambientales. Por cada escándalo o juicio de responsabilidad que hunde a una empresa, Pentex ya ha adquirido dos más y las ha convertido en máquinas corporativas generadoras de beneficios. Pentex se adapta utilizando la tecnología más puntera y cada agujero legal a su disposición para poder cabalgar cualquier ola financiera.
Así es como Pentex se mantiene en la cumbre cuando los demás se hunden. Sus filiales exprimen hasta el último centavo que pueden de aquéllos demasiado estúpidos para ser sensatos o de quienes están tan desesperados como para preocuparse por ello. Los gigantes de miles de millones de la mercadotecnia usan investigación y publicidad subliminal (nacida en laboratorios secretos de Pentex, donde se usa tortura y violación mentales) para dirigirse a los miedos y deseos del consumidor, para convencerles de que no pueden vivir sin su producto… a veces de forma literal. Protegidos por un sinnúmero de leyes y un laberíntico sistema de tribunales y entes reguladores para escudarlos de represalias directas, las numerosas cabezas de Pentex actúan sin miedo a posibles consecuencias significativas.
Incluso si las autoridades o los Garou hacen caer a una de las empresas del grupo empresarial, otras se alzarán en su lugar. Quienes están en la cumbre disfrutan del mayor poder: las clases bajas generan riqueza para ellos, los políticos les recortan los impuestos y sólo se necesita una fracción de sus inmensos beneficios para alimentar este ciclo.