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Vivimos en un mundo distinto al de nuestras Cargas (los humanos), un mundo lleno de animales inteligentes y todo tipo de espíritus, criaturas y monstruos. No todo lo que hay en este mundo oculto es hostil, pero es difícil diferenciar entre un duende inofensivo y un monstruo de dientes afilados con una afición a las narices humanas; más vale prevenir que curar.
La mayoría de mitos humanos tiene alguna parte de verdad. Existe un reino de las hadas que entra en contacto con el nuestro en sus rincones más salvajes y hay ermitaños con cuernos que salen de los bosques para llevarse a campistas desprevenidos; existen fantasmas de gente y de animales inteligentes, así como espíritus malignos que inspiran las historias sobre demonios. Todo aquello que puedas imaginar está allí fuera, en alguna parte.
Pero también tenemos que mirar más cerca, el mal más traicionero es un gato corrupto dispuesto a sacrificar animales inteligentes, incluyendo otros gatos, en su búsqueda del poder definitivo.
Un animal inteligente es aquel capaz de pensar, que no se mueve solamente por instinto. La capacidad de sapiencia varía entre las especies: gatos, cornejas y cuervos casi siempre tienen ese don, mientras que en perros, ardillas y ratones es poco común. Todos los animales inteligentes pueden hablar los unos con los otros y, aunque a veces nos enfrentamos, muchos de nosotros tenemos aliados de otras especies; estas relaciones normalmente se basan en un interés mutuo más que en amistad, pero hay excepciones. El resto de animales respetan mucho a los miembros inteligentes de su especie y a menudo les obedecen sin dudar.
El deber de los gatos
El mundo no es tan fácil como quieren creer los humanos. Les gusta creer en la ilusión de la causa-efecto, de la acción-reacción, pero la realidad que conocen es tan solo una fracción. Algunas personas, sobre todo niños, abren la mente a la posibilidad de lo sobrenatural y eso les permite ver los monstruos que se esconden en la oscuridad.
Los gatos también podemos verlo, por fortuna para nuestras Cargas. Mientras los humanos van arriba y abajo trabajando en su día a día, nosotros dormimos bajo el sol y esperamos a que caiga la noche. Es entonces cuando montamos guardia mientras ellos duermen, preparados para protegerles con uñas y dientes y una herencia de magia ancestral.
Tu deber es proteger a tus Cargas de las fuerzas oscuras que podrían dañarles. Por suerte, no estás solo.