Product successfully added to your shopping cart
Ya se encuentra disponible en tu tienda especializada preferida y en nuestra página web El Salvaje Azul, el segundo título de la nueva colección de escenarios para Fate Básico y Fate acelerado en la línea Mundos Fate.
Déjame contarte como llegamos aquí...
La mayoría no recuerda cómo llegamos ni de dónde venimos. Demonios, solo han pasado un par de generaciones pero parece que la gente tiene una memoria bastante corta. Igual tienen preocupaciones más urgentes. Pero la gente tiene historias.
Lo que cuentan los libros de historia es que huimos de un grande y vasto imperio que quería echarnos a patadas porque reconocemos el Sol como el dador de vida y soberano de toda la creación. Herejes nos llamaron. No íbamos a quedarnos de brazos cruzados así que cogimos y nos fuimos, navegamos los mares hasta que encontramos este sitio. Nos instalamos y prosperamos.
Sin embargo no estoy del todo convencido que esta sea toda la historia. Esta tierra es demasiado rica en magia, en recursos, en cosas valiosas y maravillosas para que nuestra llegada fuese accidental. Puede que huyésemos de ese imperio, y puede que tuviese que ver con nuestra fe, pero creo que la riqueza tuvo también algo que ver con ello.
Sea cual sea el caso, aquí estamos. Había gente cuando llegamos aquí, aunque no estoy seguro que gente sea la palabra adecuada. Se llaman a sí mismos la Gente y no son para nada humanos. Vienen en todos los tamaños y formas, algunas agradables y otras de monstruosas, y están impregnados de la magia de la tierra como una esponja que ha estado en agua hechizada.
No nos acogieron con los brazos abiertos. Tampoco nos dieron la espalda, por supuesto, pero las cosas en ese momento estaban…tensas, por lo que tengo entendido. Algunos de ellos nos dejaron tranquilos, pero otros nos acosaron, pidieron tributo, o directamente mataron a aquellos que se aceraban demasiado a sus lugares sagrados. Nosotros contraatacamos.
En retrospectiva, puede que contraatacásemos con demasiada fuerza. La guerra fue larga y sangrienta, con muchas pérdidas en ambos bandos, y acabó con un acto de crueldad viciosa seguido por un acto de violencia abrumadora. Ganamos. Hicimos retroceder al Pueblo hacia el norte, a tierras menos hospitalarias, y reclamamos estas tierras –las Tierras Azules– como nuestras.
Fue entonces cuando empezaron las cosas extrañas.