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Unificó los dos reinos, que también unificaron la aristocracia, lo que condujo a una serie de compromisos, a limitar el poder del rey y a crear un parlamento: el Sejm (pronunciado /seim/).
Hacia 1667, el Consejo Real de 16 nobles y obispos vaticanos estaba sobrecargado de corrupciones y políticas baladíes. El anciano y moribundo rey tenía poco poder. La Mancomunidad estaba muriendo. Pero el hijo del rey encontró un modo de curar el veneno que fluía por los dos reinos: hizo que todos los ciudadanos fueran nobles. Y por ello, la Mancomunidad se ha convertido en la Tierra de la Libertad Dorada.
La Libertad Dorada les ha dado a todos los ciudadanos de la Mancomunidad el derecho a votar en el Sejm. Esto ha provocado un cambio dramático en el poder dentro de la Mancomunidad, elevando a los campesinos al mismo nivel de relevancia que la nobleza. Todas las personas tienen la misma voz, la misma autoridad.
Mientras tanto, en las zonas más oscuras de la Mancomunidad, antiguas voces susurran. Los dievai (poderosas entidades que acechan en las sombras de los bosques, las encrucijadas y los cementerios) prometen poder a aquellos que están dispuestos a hacer un trato.
La Mancomunidad está gobernada por una corona común y una especie de parlamento llamado «Sejm». Hasta hace poco, el Sejm estaba compuesto por 16 nobles poderosos y clérigos vaticanos que obtenían su poder a través de maniobras políticas, comercio y amenazas de revueltas contra el rey.
Finalmente, el rey renunció por escrito a muchos de sus derechos y se los cedió a los miembros del Sejm. Sin embargo, todo eso ha cambiado. El evento más importante de la historia de la Mancomunidad, y uno de los más importantes de la historia de Théah, sucedió hace 18 meses. La República se encontraba al borde del colapso político por dos razones. La primera, el Sejm estaba paralizado por una norma llamada liberum veto. Esto permitía que cualquier poseł («enviado», «representante», plural: posłowie) rechazara cualquier legislación, con lo que se cancelaba toda discusión y votación.
Cualquier poseł podía simplemente decir: «Nie pozwalam!» («¡No autorizo esto!») y se terminaba toda la discusión política. El poseł introdujo la norma para reflejar que en el Sejm todos eran iguales, cada uno con la misma voz en todos los asuntos. Desafortunadamente, el cinismo y el postureo político detuvieron todo progreso dentro del Sejm.
El enfermizo rey de la Mancomunidad, Stanisław I, se encontraba en su lecho de muerte. Su hijo Stanisław II, el presunto heredero, buscaba una forma de salvar el reino. Se encerró en la Biblioteca Real para buscar algo, cualquier cosa, que pudiera acabar con la parálisis de Sejm. Un poco después de medianoche, lo encontró.
Cualquier Decreto Real podía ser vetado por el Sejm, salvo uno. Los diversos acuerdos y tratados acabaron con muchas de las libertades del rey, salvo una: el derecho de conceder un título de nobleza. El Sejm no podía vetar ese decreto. Y por ello, el leal hijo llevó a su padre moribundo al Sejm, transportado en su cama por media docena de sirvientes, para pronunciar un último decreto antes de su muerte. Su padre habló mientras los secretarios escribían las últimas palabras del rey.
¿El decreto? Anunció que todos los ciudadanos de la Mancomunidad fueran considerados nobles, concediéndoles el título de «sir» o «madame». Eso significaba que todos los ciudadanos de la Mancomunidad tenían el derecho de votar en el Sejm.
Con este último decreto, el rey convirtió la Mancomunidad en una verdadera democracia. El Sejm tenía treinta días antes de que el último decreto del rey fuera legal. No podían detenerlo. Y con la idea de que cualquier ciudadano tenía el poder de vetar cualquier legislación, el Sejm rápidamente, y de manera unánime, votó para eliminar el liberum veto.
Horas después, el rey Stanisław sobrevivió a un atentado contra su vida gracias a su hijo y a la por aquel entonces prometida de su hijo, una bruja del destino de Vodacce. El rey todavía vive, pero a duras penas, y su hijo intenta conseguir el suficiente capital político para sucederle.
Ahora, cualquier ciudadano de la Mancomunidad puede viajar hasta el Sejm y votar lo que le parezca. No todos los ciudadanos lo hacen, pero todos saben que pueden hacerlo. Si el Sejm decide ir a la guerra, el ejército puede aparecer y votar en contra de ello. Si el Sejm decide elevar los impuestos, todos los gremios de la Mancomunidad pueden aparecer y votar contra ello. Ni desde los primeros días del Imperio había visto Théah una verdadera democracia. Y la gente de la Mancomunidad no esconde su orgullo.
7º Mar es un juego de rol de espadachines, intrigas, exploración y aventura que tiene lugar en el continente de Théah, una tierra mágica y misteriosa inspirada en nuestra propia Europa del siglo xvii. Los personajes asumen el papel de héroes inmersos en conspiraciones internacionales y maquinaciones siniestras, héroes que protegen a los verdaderos reyes y reinas de Théah de malvados asesinos y que exploran antiguas ruinas de una raza desaparecida hace mucho.
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