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Todas las historias de Edén tienen en común el choque entre lo primitivo (normalmente encarnado por los PJ) y lo extraterreno o tecnológico. Hoy te dejamos unos consejos de Gabriel Soriano, autor del juego, para dar un sabor único a tus partidas.
Como parte del proceso de crear una aventura sería conveniente elegir una de las razas extraterrestres sobre la que tratará la historia: cada una dictará de algún modo el tono o el tipo de historia en que acabará resultando. Sin duda, la parte del juego que explica las razas extraterrestres es un nicho enorme del que sacar ideas para aventuras.
Cada juego de rol tiene su propia idiosincrasia, que hace que una partida ambientada en él sea completamente diferente a otra de otro juego, incluso teniendo ambos ambientaciones parecidas. A continuación se listan algunos consejos para que las partidas tengan ese regusto a Edén:
Mezcla de géneros
Edén es una mezcla de géneros. Lo más interesante de este juego son los detalles que desentonan, así que ¡a aceptarlo y disfrutarlo! En las historias clásicas en las que se mezclan géneros, los elementos discordantes son modificados y pasados por un filtro para que casen con el género de destino; por ejemplo, en Star Wars, Han Solo y la cantina de Tatooine parecen sacados de un wéstern y si esa escena sucediera en una partida de Edén, Han sería un cazarrecompensas vestido de vaquero, con su revólver y su sombrero, e iría acompañado de un enorme indio con un tocado de plumas al que solo él entiende.
En definitiva, está bien aceptar las discordancias: si va a haber unos grises en la aventura, que tengan armas láser al estilo de las pelis de marcianos de los cincuenta.
Guiños en las aventuras
Para intensificar ese concepto de mezcla de géneros, puede ser muy buena idea colocar elementos de obras que compartan temática o ambientación con la historia. Por ejemplo, si la aventura transcurre en Thyïlea, se podrían meter alusiones a elementos nórdicos, a los druidas, a los vikingos y, por qué no, a los nazis o a Arturo Pendragón. Si gira alrededor de la figura de un anunnaki, usar elementos de la mitología azteca o sumeria le daría un toque muy especial, y si trata sobre reptilianos se podrían introducir detalles de la serie V, ¡como gafas de sol y uniformes ochenteros! Estos guiños irán dirigidos no a los PJ, sino a los jugadores, y les puede ayudar a entender el tipo de historia que están protagonizando y las fuentes de las que bebe.
Edén no es un juego humorístico
La finalidad última de este juego es divertirse, sin duda. Las aventuras que el narrador plantee pueden ser parodias de pelis de cavernícolas, dinosaurios y ovnis incluso, pero lo que realmente se plantea aquí no es juego de humor: cierto es que la mezcla de géneros y su ambiente como de película pulp sin presupuesto puede hacer aflorar una carcajada a más de uno, pero Edén va un paso más allá. Con Edén hay que hacer el mismo ejercicio que cuando se ve una película de terror de la Universal o de la Hammer, o cuando se lee un relato de terror de Alan Poe; cierto es que la mente del siglo XXI no es tan impresionable como la de los espectadores a los que iban dirigidas estas obras, pero sin duda se pueden disfrutar. Hay elementos básicos en las historias de terror y de aventuras que, independientemente de la ambientación, funcionan a la perfección, y eso no es una excepción en Edén.
Edén, un juego de rol en un mundo muy parecido al nuestro, en una época también similar a nuestro Neolítico. Es un mundo que ha sido visitado por muchas razas de criaturas extraterrenas de las más variadas procedencias: algunas han surgido de las aterradoras profundidades de los mares; otras han llegado de las estrellas; otras emergieron del núcleo mismo del planeta; y no faltan visitantes de realidades paralelas. La relación de estas razas invasoras –o colonizadoras– entre ellas y con las tribus humanas que pueblan Edén es el leitmotiv de este juego.