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Tras descubrir a los Aklo una de las razas antagonistas de Edén, el juego de rol creado por Gabriel Soriano y Raulo Cáceres, hoy hablaremos de otra de las culturas que pueblan este fantástico mundo: la Gran raza de los Reptilianos.
Esta autodenominada Gran raza procede de un planeta del sistema Sirio llamado Sullam Voe, que contaba con una superficie poblada por selvas, ríos y mares. Sin embargo, durante mucho tiempo fue sufriendo una grave desertización que hizo desaparecer el agua potable, causando así la desaparición de la práctica totalidad de su fauna y flora. Se piensa que este desastre natural fue el resultado del ataque que otra raza, enemiga de los Reptilianos, llevó a cabo sobre Sullam Voe.
Esto condujo a que los Reptilianos, guiados por la línea de las agresivas Serpientes (que se habían impuesto y diezmado a las otras dos líneas de la raza, Cocodrilos y Saurios, más místicas y contemplativas), llegaran a Edén a bordo de sus enormes naves nodriza circulares, en busca de un nuevo hábitat, alimentos y esclavos. Con su sofisticado armamento, y habiendo abandonado el planeta los Anunnaki para realizar su éxodo, no había quien pudiese hacerles frente, de manera que pudieron fundar varias bases con facilidad.
Sin embargo, pronto se percataron de que los microorganismos de la superficie de Edén eran perjudiciales para ellos. Igualmente, las pautas ambientales hacían prever una próxima glaciación, algo a lo que no podrían hacer frente por sí mismos a causa de su sangre fría. Por ambas razones, decidieron instalarse bajo tierra, utilizando las reservas de energía de sus naves –que dejaron orbitando sobre Edén con riesgo de quedar varados en el planeta– para excavar y construir bases en el subsuelo.
Para poder continuar la colonización, los Reptilianos, expertos genetistas, se embarcaron dentro de sus bases subterráneas en una investigación con la que perseguían manipular su propia raza con el fin de habitar Edén sin peligro para ellos; pero las condiciones del planeta se endurecieron bruscamente y tuvieron que buscar una solución más rápida para el problema. De este modo, crearon una raza servidora que pudiera llevar a cabo las tareas en la superficie, utilizando como base la raza creada por los Anunnakis como siervos (los humanos), a la cual añadieron su propia sangre, dando como resultado individuos híbridos de ambas razas de morfología humanoide y aspecto reptiliano.
Esta nueva raza servidora, bautizada por la Gran Raza como Yigianos –en honor a su Dios serpiente, Yig–, estaba perfectamente preparada para habitar la superficie de Edén, pero tenían una desventaja con respecto a sus señores: la mezcla con los humanos había disminuido considerablemente su inteligencia (si bien seguían siendo intelectualmente muy superiores a los humanos). A pesar de este inconveniente, la raza yigiana triunfó, pues podían reproducirse apareándose con los humanos, lo cuál hacía el proceso de generación mucho más rápido que el de laboratorio, si bien les debilitaba aún más. Es por esto que los primeros Yigianos se convirtieron en Pura Sangre entre los suyos, siendo las crías que tuvieron con humanas los que actualmente se conocen como Yigianos.
Ahora bien, aunque la creación de los Yigianos fue un éxito, ya que pronto demostraron su utilidad como agentes y sirvientes, fue demasiado tarde para los Reptilianos: los efectos adversos de Edén habían afectado a sus facultades y la inteligencia de la Gran Raza había ido desapareciendo paulatinamente hasta convertir a los últimos ejemplares en poco más que reptiles gigantes con mente animal.
Esto, sin embargo, no impidió que los Yigianos continuaran con su labor de salvaguardar a La Gran Raza: acabaron la construcción de las ciudades subterráneas, dedicándolas a la conservación y adoración de sus señores –considerados y tratados como tesoros genéticos–, y, aunque continuaron soterradamente la guerra por el dominio de la tierra, su prioridad pasó a ser la de devolver a los Reptilianos su antiguo esplendor a través de investigaciones biológicas: es lo que se bautizó como Proyecto Pureza.
Así permanecieron durante mucho tiempo, latentes en sus ciudades subterráneas, y manteniendo tan solo en la superficie agentes que recababan información y esparcían su simiente entre los humanos, reclutando así más miembros para el ejército que se gestaba en el subsuelo; cuando sus filas estuvieron suficientemente nutridas y tuvieron la capacidad de transporte subterránea óptima, los Yigianos surgieron sobre Edén en lo que se conoció como el Advenimiento de las Serpientes, dando así comienzo a la Guerra de las Razas.